martes, 31 de marzo de 2009

CAPITULO 4: LA MURALLA SUR DE LA CIUDAD COMO NUEV O ESPACIO DE REPRESENTACION URBANA


4.1 Los Muros de San Blas y de la Penitencia (actual Bretón de los Herreros)
4.2 El Espolón y el Muro de la Mata
4.3 Muros Orientales: Carmen y Cervantes

lunes, 30 de marzo de 2009

4.1 Muros de San Blas y la Penitencia







Tras el proceso de sustitución de las edificaciones medievales de la calle Herventia (Portales) por otras de carácter burgués colocadas sobre la nueva arquería, y con la operación de la calle Sagasta que abrió la ciudad al río por el Norte y hacia esa puerta con el mundo que fue la Estación del Ferrocarril por el Sur, el segundo espacio importante de representación urbana que se crea en Logroño es el que va a dejar libre el derribo de los lienzos meridionales de la muralla. Mientras que por el lado norte, la muralla se rebasa con pequeñas instalaciones industriales o de servicios apoyadas en el río, hacia el sur se piensa en paseos, salones, jardines, o amplias calles que pretenden dejar atrás una ciudad abigarrada, abriéndose definitivamente a la modernidad de los siglos venideros.
Los muros del sur de la ciudad se reedificaron en 1837 en la primera Guerra Carlista con sillares de los conventos e iglesias desamortizados, y cayeron tan sólo 25 años después en 1862.
El tramo que se analiza en este epígrafe posee una serie de zonas bastantes bien diferenciadas en parcelaciones, tipologías y usos.
En primer lugar, el llamado Muro de San Blas (entre la calle Sagasta y CGallarza), que corresponde al espacio que ocupó la iglesia de San Blas y en cuyo solar nació el gran espacio del Mercado. La amplitud de los lotes dio lugar aquí a una serie de casas de nueva planta que han durado hasta nuestros días pero que decayeron notablemente cuando el parking del Espolón (1991) les destrozó la acera paseo, hasta el punto de que en estos momentos (2006) están seriamente amenazadas por un proceso de “rehabilitación”.
El siguiente tramo, entre CGallarza y Travesía de Laurel tiene una parcelación gótica, pero cuando menos, su geometría es bastante regular y la transformación de la vieja a la nueva ciudad se fue resolviendo poco más que colocando miradores, hasta que en los últimos años del siglo XX comienzan las operaciones de sustitución en estilo confusión.
El tercer tramo, entre Trav Laurel y SAgustín es increíblemente complejo pues las casas se pliegan al viejo quiebro de la muralla haciendo lo imposible para mantener el decoro burgués de sus fachadas. La labor de Luis Barrón es este tramo es encomiable.
La nueva gran calle de Logroño va a ser también el espacio de ubicación de ciertos equipamientos urbanos de prestigio. En el lado nuevo de la calle, y por lo tanto con una parcelación más libre aparecen las Escuelas Públicas (luego sustituidas por el Palacio de Justicia), el Gran Teatro de Logroño, el Banco de España (ubicado en la esquina de la calle Siervas de Jesús, y en el extremo norte, el Gobierno Civil (actual Fundación Ibercaja). En el lado viejo, más allá de los tres tramos analizados, aparecen dos equipamientos de carácter más industrial, pero con unas fachadas muy dignas: los Laboratorios Municipales y el Almacén de la Tabacalera.
La gran crisis urbana de todo este espacio urbano tan singular sucede en los años sesenta cuando el planeamiento concede una mayor edificabilidad en altura al lado nuevo. Cae el Banco de España y todo el tramo curvo final destroza la escala de la calle y está a punto de llevarse por delante hasta el mismísimo teatro cuyos dueños llegaron a intentar quemarlo para convertirlo en solar y especular con él.

domingo, 29 de marzo de 2009

4.2 El Espolón







Poco vamos a descubrir sobre el gran espacio central de la ciudad pues no falta documentación fotográfica sobre todas sus secuencias y vicisitudes, y narraciones más o menos bien contadas (CL p114) (FCC p 55). Pensado como paseo extramuros en la fachada a mediodía de lo que fuera la huerta del Seminario, y convertido luego en parque mediante un frondoso arbolado; cruzado por un lado por el eje Norte Sur de la carretera a Madrid y por el otro por la salida de la ciudad a la estación del ferrocarril, nació ya como el espacio más representativo de una ciudad que, en el corto plazo de cincuenta años, cambió de burguesa a desarrollista, acogiendo en sus cuatro frentes tan poco homogéneos, edificios de lo más variopinto.
Además de la heterogeneidad de sus cuatro frentes, el principal problema arquitectónico de este este gran espacio es que su extraña dimensión, a mitad de camino entre la plaza y el parque, no le ha permitido ser ni plaza ni parque, y dada la marcha hacia delante de los tiempos, tampoco salón.
Los dos tramos más representativos tienen un origen completamente distinto, y la competencia entre ambos sigue siendo aún la tensión más singular de este lugar.
Viniendo de la carretera de Soria/Madrid, los palacetes del diecinueve se colaron hasta el mismo borde de la ciudad antigua, y mientras todos los demás han ido desapareciendo, víctimas de la transformación de la ciudad en un campo de juego económico, los tres chalets del Espolón han llegado más o menos hasta nosotros gracias a los nuevos usos que se les fueron dando: clínica, banco / Diputación, Presidencia de la Autonomía / y Hotel. Por otro lado, en el lado del Muro al mediodía, la gran pieza del Seminario va a dar lugar, justo en torno a las fechas de la Guerra (1936-39) a la construcción del nuevo Gobierno Civil y las nuevas sedes de los poderes económicos emergentes (Seguros y Caja de Ahorros) (v LHD6: JDCorral, Nuestros Modernos).
Los otros dos frentes de la plaza se configuran inicialmente mediante casas burguesas con miradores, cafés en sus plantas bajas, amplios comercios, y hasta un casino. Pero este juego entre las dos piezas más representativas y el resto del caserío burgués se va a ir alterando mediante un proceso de sustitución de piezas y usos aleatorio y hasta podría decirse que anárquico. El espléndido frente del Muro de la Mata da paso a edificios del desarrollismo montados sobre una arquería proyectada desde mucho antes por L Barrón en 1893, y Q Bello en 1911 (FCC p 43 y 51). Las sustituciones en los otros dos lados llegan hasta los tiempos más torpes de la postmodernidad; y el cambio de usos y formas en el lado de los chalets ha acabado en la actualidad por ofrecer un aspecto bastante confuso.
El estudio detenido y la datación de cada una de las piezas, así como de la propia urbanización de la plaza nos hará pensar mejor este espacio, disfrutarlo como centro de la ciudad, y entender sus futuras transformaciones.


sábado, 28 de marzo de 2009

4.3 Muros orientales: Carmen y Cervantes






La sustitución del Convento del Carmen por la gran pieza del Instituto Sagasta como equipamiento urbano singular, va a marcar de forma definitiva la construcción de la ciudad en su crecimiento oriental. Sin embargo hay también unas cuantas cosas muy dignas de reseñar en la presentación de este lugar.
Las dudas entre el salón decimonónico o parque, que en el Espolón se resolvieron inicialmente con una gran arboleda frente al Muro y un eje simbólico detrás con el Monumento a Espartero y el kiosko, aquí se desdobló de un modo muy diferente en el estupendo salón urbano paralelo al Muro del Siete (Cervantes) en torno al monumento a Sagasta que puede verse en la fotografía área de 1917, y en la arboleda lateral de la Glorieta del Doctor Zubía a modo de bosquecillo situado en el límite de la ciudad.
Por detrás del Instituto también se creó un paseo arbolado que embelleciera el acceso a la Plaza de Toros situada poco más adelante.
De toda esta ordenación, la parte menos brillante siempre ha sido la del espacio triangular que da frente al Muro del Carmen, que en 1938 se resolvió con la pérgola que ha llegado hasta nuestros días.
El caserío que se construyó tras el derribo del Muro que cerraba las calles Ollerías, San Juan y Cristo, nació de un modo transversal a la tradicional parcelación gótica, y al resentirse de su escaso fondo, cuentan JJiménez en CL p63 e ICerrillo en FCC p27 que algunos vecinos idearon la creación de unos soportales o “paseo de invierno” que les permitiera avanzar las casas sobre el espacio público. Sin embargo, con esos datos y tal como lo cuentan no queda claro el problema porque dicen que dicha propuesta se hizo en 1856, mientras que el año del derribo de la muralla es 1861.
En cuanto al Muro del Siete (actual Cervantes), llamado así por ser el frente del barrio de siete calles que tiene detrás, el parcelario gótico se mantiene a excepción de las dos piezas de las esquinas construidas como notables casas burguesas.
La singularidad de este frente estriba en que funciona como cierre del gran eje norte sur de la ciudad (calle Vara de Rey) al que desvía hacia la Avenida de Navarra trazada con el ensanche de Maximiano Hijón (v cap 5.1). El consolidado caserío de la calle Rodríguez Paterna y su trazado curvilíneo no llegaron a permitir que Vara de Rey llegase nunca como una gran avenida hasta el Puente de Piedra, como hubiera sido lógico.
Es sugerente pensar que Barrón tuvo que debatirse entre colocar la puerta del Instituto en el eje de la Avenida de Navarra o hacer que su fachada sirviera como simple cortina del salón urbano en torno al monumento a Sagasta, solución que finalmente tomó, ignorando la perspectiva barroca que aquella le ofrecía. El cambio de edificabilidad en el arranque de avenida de la Paz arruinó al fin la escena.


jueves, 26 de marzo de 2009

CAPITULO 5: LA CIUDAD BURGUESA MAS ALLA DE LA MURALLA


5.1 El Ensanche de Hijón
5.2 Avenida de la Paz
5.3 Doce ligero y avenida de Colón
5.4 El Ensanche-manzana
5.5 Vara de Rey
5.6 Avenida de Portugal
5.7 Marqués de Murrieta

5.1 El Ensanche de Hijón






La verdad es que resulta un poco exagerado llamar “ensanche” a un proyecto de creación de poco más de dos calles, pero ante la penuria de planes de este tipo en la ciudad de Logroño, no queda más remedio que verlo así. La razón de su pequeñez radica en las dificultades que conllevaba gestionar un planeamiento de ampliación burguesa de la ciudad. De ello da buena cuenta Inmaculada Cerrillo en FCC p32: el primer proyecto, del arquitecto municipal Juan Morán Lavandera, redactado en 1866 tuvo tan serio desgaste administrativo en la tramitación que dio paso a otro de Maximiano Hijón en 1869, que fue el que finalmente salió adelante. Su plano es bastante conocido por haberse publicado varias veces (AL p 83)(FCC p 32).
Lo que no se conoce es análisis urbanístico alguno de sus defectos y virtudes, así que pudiera ser buena ocasión iniciarlo en esta breve presentación.
Mientras el frente de la Judería a la Avenida de Navarra parece bastante poco desarrollado en la foto de 1917, y sólo había producido una apretujada lotización entre la calle Baños y San Roque, el lado de los pares mostraba un aspecto estupendo, como puede verse en la otra perspectiva que se muestra abajo. Sin embargo, el fondo de estas manzanas no daba para dos casas por lo que la calle Capitán Gaona se configuró a base de traseras.
El posterior proceso de derribo de las casas de miradores y su sustitución por una arquitectura especulativa de alto aprovechamiento ha resultado atroz.
La mejor virtud de ese ensanche fue posibilitar la construcción de unos equipamientos que, por estar pensados en una época en que aún se proponían como piezas urbanas notables, siguen siendo en la actualidad auténticos hitos de la ciudad: es el caso de la Escuela de Artes y Oficios, el antiguo Cuartel de Caballería, el Colegio de la Enseñanza, y el edificio de la Policía.






miércoles, 25 de marzo de 2009

5.2 Avenida de la Paz








Según cuenta ICerrillo en FCC p53, la carretera de Zaragoza se convirtió en bulevar en los últimos años de la década de los veinte mediante proyecto de FAlamo y aprobación de la Dirección Gral de Obras Públicas . El nacimiento de la calle tuvo que estar relacionado con la construcción y las reformas del Servicio Doméstico que el propio FAlamo venía llevando a cabo desde 1914, al que ICerrillo atribuye también la creación de la avenida Doce Ligero (p50). Como puede apreciarse en las dos fotografías adjuntas, el primitivo edificio de 1914 avanzó en 1924 hasta la línea del cuartel de Alfonso XII y de las propias terrazas y tapia del chalet, estableciendo así la alineación definitiva de calle. La demolición que se ha efectuado en este mismo año 2006 del Servicio Doméstico (v LHDn14), además de la pérdida de tan notable edificio ha supuesto un trauma para toda la calle, el barrio y hasta para los propios ciudadanos, como bien cuenta JM Lander en Piedra de Rayo 22 p22.
La esquina del Servicio Doméstico adquirió más valor simbólico, si cabe, tras la demolición del Cuartel y el hueco que generó el nuevo Ayuntamiento de Moneo con esas dos diagonales de sus fachadas que apuntan hacia el Espolón o hacia el sur negando el orden geométrico de la propia calle.
A partir de la calle San Millán, Avda de la Paz perdió el bulevar y se convirtió en una de las calles más anchas de la ciudad, capaz de absorber los imponentes mamotretos de viviendas del desarrollismo de los sesenta y setenta. Pero el respeto a la ubicación del Hospital San Millán, fracturó la calle corredor a partir de la llamada calle Autonomía, e incorporó en su lado Sur una desordenada serie de edificios de diversa índole: desde un parking a un chalet, pasando por una residencia de monjas, o unos pequeños bloquecitos.
Más allá de la calle Luis Ulloa, se construyeron antes de la guerra edificios tan singulares como Misioneros del Corazón de Jesús y el Seminario, y a comienzos de los setenta la primera “gran superficie” de venta de mobiliario, pero al estar retranqueados y no recibir apoyo alguno de los edificios posteriores, la calle se deterioró tanto, que con motivo del noveno centenario se colocó una rotonda con una puerta simbólica que parece querer señalar su punto final.
No acabaron ahí sus desdichas. La pérdida definitiva de su sentido como salida oriental de la ciudad le sobrevino a esta calle con el estrafalario diseño de la circunvalación exterior que dejó desorientados a todos los logroñeses sobre la forma de salir hacia Zaragoza. La Avenida de la Paz, antes carretera de Zaragoza o calle del Gral Espartero, ahora no es más que la calle de acceso a uno de los tres Centros Comerciales que en los últimos diez años pugnan por cambiar la vida urbana de la ciudad.



martes, 24 de marzo de 2009

5.3 Doce Ligero y Avenida de Colón





El incendio en 1914 de la plaza de Toros construida el año 1862 en lo que hoy es el cruce de Duquesa de la Victoria y Avda. Colón, fue un acontecimiento de gran fortuna para la ciudad porque dio pié a la apertura de un gran eje Norte Sur paralelo al de la carretera de Soria y a tan sólo dos manzanas de aquel. A falta de un ensanche organizado, esta calle va a producir un tirón de la ciudad hacia el Este que culminará en los años cincuenta con la decisión de convertirla en el segundo eje de acceso a la nueva estación de ferrocarril.
Este importante eje unitario fue partido administrativamente en dos calles: de la carretera de Zaragoza hacia el Norte se llamó Doce Ligero de Artillería, y desde ese cruce hacia el Sur, Avenida de Colón.
Fermín Alamo fue el principal arquitecto de la primera, con la construcción de la esquina del Servicio Doméstico y la colocación de la nueva plaza de toros hacia el fondo de la misma creando un importante tiro, pero en una parcela con fachada como cualquier otra casa. El Convento de Madre de Dios hizo de telón de fondo hasta la guerra del 36. Su reconstrucción aún dio paso a una prolongación hacia el río que por no tener las características del resto de la avenida, va a acabar por cargarse el convento (v Elhalln87). La suerte del tramo sur está pendiente del soterramiento del ferrocarril y del enlace con la calle Bécquer trazada ya en otra dirección.

lunes, 23 de marzo de 2009

5.4 El Ensanche Manzana





La trama del pequeño Ensanche burgués generado al SurEste de la ciudad en el siglo XIX, fue practicamente convertida en una supermanzana por obra y gracia de una peatonalización acometida a finales del siglo XX. De ahí el nombre que aquí se le da.
Entre la manzana peatonalizada y la Avda de la Paz, la calle Duquesa de la Victoria adquiere el carácter de un largo lugar intermedio entre la una y la otra. Nacida como Avenida de la antigua Plaza de Toros, según puede verse en el plano de Hijón, su prolongación fue perdiendo el carácter de ensanche burgués hasta convertirse en soporte de un temprano “grupo de viviendas” (6.4 07), calle del Hospital o borde norte del Plan Lobete.
Por su parte, Marqués de la Ensenada y Milicias extendieron un poco más este pequeño ensanche hacia el Este hasta que fueron machacadas por la vecindad del mencionado Plan Lobete y su urbanismo “racionalista”.
Por último, decir como presentación, que la trama de la pieza central no consiguió tejerse del todo hasta que se eliminó el tapón del Convento de las Adoratrices que tan bien se aprecia en las fotos antiguas.



viernes, 20 de marzo de 2009

5.5 Vara de Rey











La Avenida Vara de Rey es el gran eje hacia el Sur de la ciudad que nace en el muro oriental del viejo casco antiguo (Muro del Carmen), cruza el Espolón por su lado Este y va saltando los diversos obstáculos Este-Oeste que la ciudad va tendiendo en su crecimiento: primera vía del tren, cinturón interior, segunda vía y muerte final en el segundo cinturón. En su perspectiva hacia el Norte siempre se ve en su lado izquierdo la torre de San Bartolomé. La calle Rodríguez Paterna no tiene la suficiente anchura para llevarla hasta el río por lo que para llegar hasta él se hace precisa la vuelta por Avenida de Navarra. Hacia el sur se abre indefinidamente aunque no tan recta como se supone (ver perspectiva aérea) y trae hasta el corazón de Logroño los chalets o casas aisladas unifamiliares que le dieron su primera fisonomía.
Hasta la década de los cincuenta estuvo cortada por las vías del tren al poco de su inicio, lo que no fue obstáculo para que las casas burguesas de miradores siguieran edificándose al otro lado de las vías, obligando a la construcción de una aparatosa pasarela que se oxidó muy pronto, y a unos pasos subterráneos después, cuyas marquesinas pueden apreciarse en la foto inferior izquierda. En la foto aérea de finales de los veinte puede verse en su lado izquierdo la diagonal del Camino del Polvorín que no se convertiría en la actual calle Doctores Castroviejo hasta mediado el siglo.
De los chalets que la fueron poblando junto a las casas burguesas, ya sólo queda el palacete de gobierno en el Espolón, al inicio de la calle, y el que usaron las Madres Escolapias al final de la misma como primera residencia de su colegio. Pero los chalets fueron avanzando hacia el sur y han acabado por inundar toda la huerta del Iregua en sus diversas modalidades (simples, adosados, aterrazados, casetas, etc.).
El traslado de la vía del tren en los cincuenta llevó un poco más adelante el problema que fue de inmediato resuelto con un puente sobre la trinchera de las vías alterando las rasantes de la calle, y que se agudizó un poco más con la construcción del tunel de la calle Duques de Nájera, nacida ya como circunvalación semiurbana. La verdadera circunvalación exterior creó una cesura imposible de superar por lo que en sus aledaños la calle pierde allí todo su carácter urbano, e incluso, su nombre, pasándose a llamar Avda de Madrid antes de tiempo.
A la vista de las fotos y de las necesidades del tráfico de la época sorprende la generosa anchura con que nació, símbolo inequívoco de que esa anchura no tenía un carácter funcional sino representativo.