lunes, 4 de mayo de 2009

ARCHIVO MUNICIPAL DE LOGROÑO


La mayor parte de los datos que se aportan en este trabajo han sido extraídos pacientemente por el autor en el Archivo Municipal de Logroño. La colaboración de su eficaz y eficiente Jefa de Servicio, Isabel Murillo, y de los atentos y amables funcionarios, Teresa Jimeno, Susana López de Castro, Julio Arnáiz y Benito Hermosilla, ha sido decisiva para la realización de este trabajo, como también lo ha sido la reciente informatización del servicio llevada a cabo por varios equipos contratados mediante asistencias técnicas entre los que figuran Mari Cruz Navarro, María Jesús Martínez, Marta Turiso e Isabel Benito.
El Archivo del Colegio de Arquitectos, regentado en el tiempo que duró esta investigación por el arquitecto Ignacio Amat, me pareció bastante más inaccesible, e informáticamente más subdesarrollado, por lo que tras un par de visitas y a pesar de lo interesantes que parecen sus fondos, desestimé su utilización. Donde a uno no le quieren, lo mejor es no acudir..
Del Archivo Provincial tan sólo he extraído algunos datos puntuales que no están en el Municipal y que amablemente me facilitó su directora Micaela Pérez.
Y ya que menciono a Micaela Pérez, quisiera sacar a colación una característica de mi trabajo que lo aleja de los tradicionales estudios universitarios, o pretendidamente científico-históricos como, por ejemplo, los publicados por el IER. Cuando terminando ya la primera búsqueda general de datos, Micalea me facilitó la información que le pedí acerca del edificio de la Delegación de Sanidad, me anotó meticulosamente el cifrado del legajo y para mi sorpresa, me instó a mencionarlo correctamente en mi publicación. Fue entonces cuando me di cuenta de que en el archivo municipal jamás había apuntado las notaciones de los expedientes que me habían mostrado durante meses y que era imposible volver atrás.
Ni yo soy historiador ni voy a emplear nunca sus métodos de escritura y cifrado, pues hace ya mucho que descreo de los cientifismos de la historia y de toda su parafernalia, y por lo general, toda esa floritura me ha resultado siempre aburrida pedante y poco útil. Estoy seguro de que un libro como este, con un contenido documental tan importante, irritará a los historiadores por esas deficiencias académicas, pero así estamos empatados.

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